Vietnam: ruta por Saigón y el Delta del Mekong
El Mekong es uno de los grandes ríos del mundo y su curso, un colorido muestrario de paisajes, mercados flotantes, capitales bulliciosas, arrozales, templos budistas y pequeños pueblos pesqueros. Después de nacer en las planicies del Tíbet y pasar por China, Mianmar, Laos, Thailandia y Camboya, el río Mekong finaliza sus más de 4.000 kilómetros de recorrido en el sur de Vietnam. Aquí, poco antes de morir en el Mar del Sur de China, forma un enorme delta que marca la vida de las más de 17 millones de almas que lo habitan.
El río Mekong, viaje por los canales de la vida
Todo viajero sabe que esta región, surcada por multitud de canales se ve transformada y marcada conforme el río va avanzando. Sus canales y afluentes han provocado que los locales se acostumbren a vivir alrededor del agua. La fertilidad de las tierras gracias a la omnipresencia de uno de los ríos más emblemáticos de Asia, han mantenido con vida los cientos de mercados flotantes distribuidos por pequeñas ciudades que nacen alrededor del Mekong como son el de Can Tho o el de Cai Rang, el mercado flotante más grande del río conocido como el de los Nueve Dragones. Cada mañana, al rallar el alba y aprovechando las horas más frescas del día, los canales, ríos y riachuelos cercanos a dichas ciudades se llenan de actividad. Las turbias aguas de color rojizo hierven en un ir y venir de canoas y barcos repletos de fruta fresca (mangos, pomelos, guayabas, piñas o lichis), pescado, verduras y arroz. Vendedores y compradores se reúnen en torno a los productos procedentes de los campos de cultivo de la zona en uno de los momentos más álgidos y ajetreados de la jornada. Y es que los mercados flotantes son una magnífica muestra de la riqueza que el delta del Mekong deja a su paso.
Antiguamente no existían buenas conexiones por carretera, por lo que los campesinos no tenían más remedio que vender sus mercancías en determinados puntos estratégicos del Mekong. La vida entorno al río, el trajín de barcos y canoas, nos dan una idea vívida de la realidad más profunda y cotidiana que tiene lugar y que como extranjeros a veces es complicado de captar.
Ruta en bici y canoa por el Delta del Mekong
Como en el resto de Vietnam, merece la pena hacerse con una bicicleta o moto para poder explorar la región con total libertad. La ruta que va desde My Tho hasta Ben Tre, un recorrido de unos 16 kilómetros, sorprende a cada paso por los pequeños puentes sobre el Mekong y los campos de arroz que adornan los paisajes locales. Camuflaos con un nón lá, el tradicional sombrero cónico vietnamita para protegeros del sol o la lluvia y pasead por las tranquilas villas y fábricas artesanales de pasta de arroz, dulces de coco…En Ben Tre, navegad en pequeñas barcas de madera a remo por los estrechos canales de los alrededores bajo la densa vegetación de árboles frutales y palmerales. Ya que, sin duda, es la mejor introducción o despedida a una región que no se entendería sin la presencia del río Mekong.
Ho Chi Minh City, la antigua Saigón
A primera vista, la antigua Saigón es una ciudad que asusta. Con más de 8 millones de habitantes, Ho Chi Minh es la urbe más poblada de todo Vietnam y, a su vez, una ciudad cosmopolita y tradicional. Un enjambre de motoristas con mascarilla inunda cada día las calles de los 16 distritos en los que se divide HCMC. Siglas que se derivan del nombre de la ciudad.
En el número uno, el central, es donde se encuentran la mayoría de los puntos de interés: el ayuntamiento, el distrito financiero con decenas de rascacielos, así como la vida y ocio local entorno a los miles de cafés tan característicos de esta zona. Colonizada por los franceses durante la conquista de Indochina, Saigón, nombre que tenía por aquel entonces, llegó a tener una gran importancia en esa área comercial de Asia. Muchos de los edificios que en estos días permanecen en el centro de la ciudad aún recuerdan a aquella época de ocupación. Al igual que Hanói, HCMC es una ciudad vinculada a sus tradiciones. El casco antiguo, que reposa al lado del río Saigón, está compuesto por un entramado de calles de diferentes anchuras, todas con mucho encanto donde encontraremos tiendas, restaurantes y diversas opciones de alojamiento. En el centro, visitamos lugares de interés como son el colorido Palacio de la Reunificación, la antigua oficina de Correos o la catedral de Notre Dame, un edificio de ladrillo rosáceo, que nada tiene que ver con su homónima parisina. Al atardecer, y al caer la noche, este barrio cobra una especial vida que invita a realizar agradables paseos o prolongadas estancias en restaurantes donde poder probar las exquisiteces culinarias de la región. Como en el mercado de Ben Thanh. Uno de los lugares más concurridos y animados de la ciudad y punto de encuentro tanto de vietnamitas como de turistas. En sus puestos de comida es posible degustar platos típicos como el pho, arroz con gambas o el goi cuôn, a precios realmente bajos y de una calidad inigualable. Todo ello, envuelto de ese ambiente callejero tan auténtico que hace de una cena una experiencia sin igual.
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