10 lugares imprescindibles de Nueva Zelanda
1. Saborear la vida cosmopolita de Wellington
Pequeña y entrañable, la capital de Nueva Zelanda aúna cafés y tiendas, kiwis y extranjeros, festivales y eventos, todo en una perfecta armonía que hace que Wellington posea una atmósfera única y especial. Con pulmones verdes a todo su alrededor, su tamaño hace que puedes ir caminando a casi todas partes, desde el Te Papa (el “museo” de Nueva Zelanda) a la calle Cuba pasando por el Waterfront. Posiblemente sea la mejor ciudad para vivir de todo el país, siempre y cuando el viento te respete; por algo es la ciudad más ventosa del mundo. Si le das el tiempo suficiente, no te querrás ir de aquí, ¡Bienvenido a Windy Welly!
2. Recorrer Mordor en el Tongariro Alpine Crossing
Catalogado como el “mejor trekking de un día de Nueva Zelanda”, el Tongariro Alpine Crossing es a la vez una maravilla a la vista y un reto a tu estado de forma. Durante 7 u 8 horas de caminata atravesarás zonas desoladas, cráteres de volcanes, lagos sulfurosos, fumarolas volcánicas e incluso acabarás la ruta cruzando bosques de pluviselva. Todo ello bajo la sombra del imponente “Monte del Destino” de Mordor. Para los más valientes la escalada a su cima es posible, pero recuerda tener bien vigilado el anillo. ¡Esta ruta es una delicia visual, no te la puedes perder!
3. Buscar a Frodo y Bilbo en Hobbiton
¿Quién no ha querido visitar la Comarca alguna vez? Se encuentra en Nueva Zelanda, por supuesto. Adéntrate en un tour perfectamente guiado a través de los 42 agujeros de Hobbit construidos cuidando hasta el último detalle, recorre los caminos y el viejo puente junto al molino para acabar disfrutando de una auténtica pinta de cerveza en la “Taberna del Dragón Verde”. ¡Tu cámara de fotos echará humo!
4. Visitar las cuevas iluminadas por miles de glowworms en Waitomo
Si alguna vez has querido ver un cielo estrellado dentro de las entrañas de la tierra, éste es tu sitio. En la total oscuridad, a bordo de una barca mecida por el sonido del agua subterránea, alza la vista al cielo para ver miles glowworms brillando en el techo de la cueva cual estrellas en el firmamento. Se trata de pequeños gusanos luminiscentes, pero quién sabe, quizá hasta puedas identificar constelaciones.
5. Descubrir la cultura maorí en la geotérmica Rotorua
Parques geotérmicos por doquier y la mayor presencia maorí del país, eso es lo que ofrece Rotorua como uno de los principales destinos turísticos de Nueva Zelanda. Cuando te hayas agotado de visitar las diferentes zonas de geiseres, piscinas y aguas sulfurosas puedes continuar con los espectáculos en los poblados tradicionales maorís, conociendo más sobre su cultura y probando el sabroso Hangi. El olor a azufre impregna Rotorua, ¿andará cerca el Diablo? Dejémoslo tan sólo en que parecen huevos podridos.
6. Remar 3 días en canoa en el Whanganui Journey
Una experiencia que no olvidarás: tú, la canoa y 87 kilómetros de río por delante. No se requiere gran forma física (remas río abajo), tan sólo necesitas olvidarte de la ducha durante dos días y disfrutar de la naturaleza apabullante y virgen que rodea este parque nacional a ambos lados del río. Varios pequeños refugios a lo largo de la travesía serán el único contacto con la civilización que tengas. ¡Ten cuidado con no volcar en los rápidos del último día!
7. Maravillarse en el increíble Milford Sound
Los glaciares de la Edad de Hielo esculpieron en Milford Sound un paisaje sobrecogedor. Rodeado de verdes acantilados y paredes que ascienden hasta los más de 1000 metros, recorrerás en barco este fiordo maravillado por las infinitas cascadas que caen desde un millar de sitios hasta llegar al mar, sobre todo después de las habituales e intensas lluvias. Si lo que te gusta es el contacto con la naturaleza, el Milford Track es uno de los mejores trekkings del mundo. En él recorrerás durante varios días estos increíbles paisajes para acabar en Milford Sound. Reza a todos los dioses maorís que conozcas para que la lluvia te respete, posiblemente aun así no tengas suerte.
8. Recorrer a pie o en kayak Abel Tasman
Entre playas, bosques, focas, kayaks, sol y caminos costeros, el parque Nacional Abel Tasman es uno de los más visitados de todo el país por su facilidad para combinarlo todo. Desde uno hasta varios días lo puedes recorrer en diferentes tramos. A pie o en kayak, durmiendo en cabañas o en campings. ¡Disfruta de las playas de aguas transparentes y de los paisajes boscosos de la ruta costera más famosa de toda Nueva Zelanda! Pero si te quieres refrescar en el mar intenta venir en verano o quizá te arrepientas al meterte en el agua.
9. Disfrutar del invierno y el verano de Queenstown
El paraíso de montaña de Nueva Zelanda, Queenstown, es la ciudad más encantadora de la isla sur. Pequeña, bucólica y con aires alpinos, es el lugar donde todos vienen en invierno a disfrutar de las mejores pistas de esquí del país y donde los deportes de aventura toman el relevo durante el verano para hacer que la ciudad no descanse. No olvides explorar sus alrededores, ¡hay numerosos rincones que no te puedes perder!
10. Conducir por la costa oeste de la isla sur
Mientras recorres Nueva Zelanda en tu campervan (la mejor manera de conocer el país) te fascinarán las carreteras, los escenarios, la soledad, el interminable verdor de sus montes salpicados de ovejas… Pero si alguna zona del país acumula los paisajes de carretera más impresionantes, esa es la costa oeste de la isla sur. La carretera, salpicada de montes y acantilados recortados contra el mar, es una maravilla. ¡Disfrútala y después de esto simplemente sueña con poder volver de nuevo algún día!
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