10 cosas que deberías hacer en Marruecos
1. Piérdete en una medina
Las medinas son las antiguas ciudades y están habitualmente rodeadas de murallas y torres. No dudes en perderte por sus laberínticas y angostas callejuelas, en las que se mezclan las viviendas tradicionales de la gente local con mezquitas, jardines, zocos y madrazas, ofreciendo un espectáculo único en el mundo.
«Donde fueres haz lo que vieres» y Marruecos no es una excepción. Recuerda que es un país musulmán, por lo que tendrás que adaptarte a sus costumbres, como por ejemplo cubrir tus hombros y rodillas en zonas públicas.
2. Regatea en los zocos
El regateo forma parte de la cultura nacional marroquí. Durante tu estancia en el país vecino, vas a tener que negociar el precio final de prácticamente cualquier compra o, lo que viene a ser lo mismo, regatear. Ya no solo en los zocos, sino también con taxistas o conductores de calesas.
Debes tener en cuenta que la mayoría de los lugares no aceptan tarjetas de crédito, pero los precios suelen ser negociables. También es muy común que la gente local se acerque a ayudarte y luego te pida una propina. Para estos casos es mejor aclarar de antemano el «costo del servicio». En caso de que vayas acompañado, será mejor que juegue este rol aquél que tenga una mayor habilidad para la negociación, guardando siempre el buen humor y el respeto.
3. Prueba la cocina marroquí
Son muchos los platos tradicionales que componen la deliciosa y amplia gastronomía marroquí, apta también para vegetarianos, que como viajero encontrarás a lo largo y ancho del país, desde puestos callejeros a restaurantes con estrellas Michelín.
Entre las opciones más frecuentes, te recomendamos que no dejes escapar la oportunidad de probar alguno de los siguientes:
El tajine, un guiso de cocción muy lenta que le debe su nombre al recipiente de barro con una tapa de forma cónica en el que se cocina y posteriormente se sirve
El cuscús en todas sus variedades: pollo, cordero, pescado o verduras
La bastela, una mezcla de dulce y salado, hecha con capas de hojaldre rellenas de láminas de carne, intercaladas con una pasta de almendra, especiada con canela y azúcar
4. Comparte un té con gente local
El perfume del té de menta es un aroma característico de las calles de Marruecos. Es muy común que los marroquíes te inviten un vaso de té cuando llegues a una casa, en un restaurante o incluso cuando entras a una tienda a regatear. Para ellos es una muestra de respeto y hospitalidad hacia el extranjero, así que sería muy descortés no aceptarlo.
Por lo general se sirve en pequeños vasos de caña decorados con diversos colores y posee un intenso sabor dulce. Usan la menta como refrescante para ayudar a paliar el efecto del calor que generalmente hace en Marruecos.
5. Alójate en un riad
Si bien puedes encontrar hoteles occidentales, alejarte en un riad es siempre una opción diferente y generalmente más económica. Los riads son antiguas casas-palacio de arquitectura tradicional, restauradas y convertidas en hoteles de 5 o 6 habitaciones, distribuidas en pocas plantas y entorno a un jardín o patio interior al aire libre.
Suelen disponer de una terraza adaptada en su azotea, en la que podrás disfrutar de una buena comida o desayuno. Desde éstas podrás contemplar vistas de la ciudad e incluso las salidas y puestas de sol: un espectáculo que te dejará sin palabras.
Ten en cuenta que hay riads para todos los gustos y bolsillos, por lo que su precio variará en función de los servicios que ofrezcan. Muchos de ellos disponen de piscina, sauna, salones y otros servicios en caso de que busques un mayor confort.
6. Pasa una noche en el desierto
Una de las mejores experiencias que uno puede vivir es pasar una noche en el Sahara, ya sea en el interior de una jaima (tienda de campaña nómada) o sencillamente à la belle étoile, cubierto por un manto estrellado que abarca todo el horizonte. El silencio de esa mágica noche te ensordecerá y la guinda del pastel estará al final de la noche, con la salida del sol al final de las dunas. Mejor final, imposible.
Adentrarse en el Sahara desde Marruecos es relativamente fácil: basta con que te dirijas hacia Merzouga, uno de los pueblos situados a los pies de la región arenosa de Erg Chebbi, desde donde obtendrás las clásicas imágenes del desierto. Este erg abarca una región de 110 km² de arena fina con forma de dunas, entre las que destacarían la Gran Duna, con una altura de 150 metros.
7. Visita una madraza
Las madrazas son escuelas donde se imparten enseñanzas religiosas además de las clásicas asignaturas. También es el lugar donde habitan los estudiantes que llegan de otras regiones. Por lo general, tienen un patio central con una fuente y varias habitaciones en torno al mismo, dedicadas al estudio o a los dormitorios de los estudiantes.
En Marrakech se encuentra una de las madrazas más famosas y hermosas del mundo islámico: la madraza de Ben Youssef. Si tu destino es Fez, no puedes dejar de visitar la madraza Bou Inania.
8. Visita una mezquita
Durante tu estancia en Marruecos deberás visitar alguna mezquita, aunque has de tener en cuenta que el ingreso no siempre te estará permitido, ya que las mezquitas son los lugares de culto de los musulmanes y un símbolo de fe. Suelen estar decoradas con dibujos, tallas geométricas y florales e incluso caligrafía islámica.
9. Admira su arquitectura
Uno de los principales atractivos de Marruecos es su arquitectura: una mezcla exótica de estilos del África Negra e islámico, aunque este último tenga un componente más fuerte. Marruecos es un país fiel a sus antiguas tradiciones y culturas, donde incluso los edificios modernos conservan sus raíces arquitectónicas, logrando así modernizar sus ciudades sin perder la riqueza y la belleza de su pasado.
No solo vas a poder observarlo en las fachadas de los edificios, sino también en sus patios y jardines, en los que resaltan los contrastes y colores profundos. Patrones geométricos, hechos mayormente con mosaicos, son muy comunes de encontrar en la arquitectura marroquí.
10. Conoce la costa atlántica
Después de recorrer el caluroso Sahara y las grandes ciudades, nada te apetecerá más que escaparte a la costa atlántica. Essaouira es una de las favoritas para viajeros independientes y uno de los lugares dignos de hospedarse varios días.
Enmarcada por una fortificación portuguesa de principios de siglo XVI, la fotogénica ciudad de Essaouira te brindará la posibilidad de pasear por las hermosas calles de su medina, cuyas casas están pintadas de blanco y azul, cuando no estés disfrutando de sus tranquilas aguas, ya sea tomando el sol o practicando alguna actividad acuática.
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