domingo, 30 de abril de 2017

Buenos Aires, Argentina


Diez rincones secretos de Buenos Aires

1. Rincones secretos de San Telmo: el Zanjón de Granados

Nunca podrías imaginar que bajo una de las manzanas del barrio de San Telmo se esconde un entramado de túneles, únicos testigos de lo que fue la primera fundación de Buenos Aires en 1536. El Zanjón de Granados, situado en la calle Defensa 755, apareció de forma casual en 1985 debajo de una casa señorial de 1830. Los trabajos de arqueología fueron constantes desde entonces y actualmente el visitante pude realizar una visita guiada por este lugar lleno de misticismo. Además, la visita se entremezcla con leyendas y curiosidades del pasado que te darán una visión única de esta ciudad.

2. Ir de copas en un lugar inusual de San Telmo

La fachada parece la de una casa particular pero como ellos mismos indican “¡Empujá y entrá!”. Al atravesar la puerta ya estarás zambullido de pleno en La Puerta Roja de San Telmo :  un pub donde el rock and roll se vive hasta las primeras horas del día mientras algunos se ejercitan jugando al pool y otros piden el chupito especial de la casa: el “Chili Bomb”. ¿Quieres probarlo? Tendrás que ir a la calle Chacabuco 733 de San Telmo.

3. San Isidro (I). Desayuno de apuestas y emociones

El arte ecuestre corre por las venas de los argentinos, por ello te invitamos a que descubras la atmósfera vibrante que se vive en el transcurso de una carrera de caballos. Para ello, el mejor lugar sin duda es el Jockey Club de San Isidro (Av. Márquez 504, San Isidro). Inaugurado en 1935 conserva la tradición y el estilo elegante y aburguesado del mundo de las apuestas. Y ahora, a todo esto súmale que puedes observar las carreras degustando un desayuno tradicional completo.

4. San Isidro (II). Visita al club de golf

En Argentina son muy tradicionales los clubs de campo. Te invitamos a que visites el San Isidro Golf Club y pases un día en sus instalaciones deportivas, tanto si eres aficionado al golf o no, podrás disfrutar de su ambiente chic, y probar tus habilidades en el área de prácticas. Además poseen unas instalaciones de restauración en las que es habitual ir a tomar un té y compartir tus hazañas en el campo de juego con los demás comensales.

5. Puerto Maderos y su particular metáfora del tango

En esta moderna parte de la ciudad de Buenos Aires con sus edificios que reúnen las tendencias arquitectónicas más contemporáneas, un puente alude a la tradición cultural del país. Si das un paseo por Puerto Madero  te recomendamos que te pares un momento delante del Puente de la Mujer que une las calles Pierina Dealiessi y Juana Manuela, los márgenes del dique 3. Este puente de líneas simples y de estructura metálica está inspirado en una pareja que baila tango. El mástil simboliza al hombre que recoge a la mujer (la curvatura central del puente). Se trata de una de los diseños realizados por el arquitecto Santiago Calatrava, que con esta bella metáfora resolvió el tránsito portuario.

6. La reserva ecológica de Buenos Aires Costanera Sur

La reserva ecológica Costanera del Sur  (Av. Tristán Achával Rodríguez 1550) es uno de esos espacios naturales que resultan increíbles sobre todo por estar situado dentro de la ciudad de Buenos Aires muy cerca del centro financiero. Es un paseo alternativo dentro de las rutas turísticas usuales de Buenos Aires y un prometedor encuentro con la naturaleza y las especies autóctonas del país ya que aguarda hermosos paisajes con sus lagunas donde se reúnen una gran variedad de aves. En la entrada del parque detente a observar la Fuente de las Nereidas, obra de Lola Mora, que representa a las sensuales ninfas emergiendo del agua para asistir al nacimiento de Venus.

7. Degustación en Park Hyatt

Desde hace unos meses el Palacio Duhuau-Park Hyatt (Avenida Alvear 1661) ofrece degustaciones de quesos de alta gama de las distintas regiones de Argentina con los vinos también propios del país como el Malbec. Todo ello en los hermosos jardines del palacio donde una zona de chill out convierte la experiencia en un auténtico disfrute de lujo y sofisticación.

8. La Recoleta y su mercado de artesanías

El Mercado de Plaza Francia  (situado en la intersección de las avenidas de Pueyrredon y Del Libertador) reúne los trabajos de más de un centenar de artesanos que trabajan materiales tan diversos como la cerámica o el cuero, la madera, el metal incluso la tela y el telar. Artesanos todos ellos de vocación cuyo deseo es desarrollar un lenguaje único y propio que arranca en las raíces de su cultura pero que en ocasiones les lleva a lenguajes interiores de tintes surrealistas. Visitar el mercado de Francia es ideal para comprender la mezcla entre la tradición y lo cosmopolita que vive Buenos Aires y que estos artistas plasman en su obra.

9. Arte en el Barrio de la Boca

Alejada de la habitual ruta de museos de Buenos Aires, Fundación Proa se encuentra en la Avenida Pedro de Mendoza, 1929; en pleno barrio de la Boca. Su edificio al más puro estilo contemporáneo destaca entre la singular decadencia que envuelve el barrio. El museo ofrece rompedoras colecciones de arte de prestigio internacional que nunca dejan indiferente.

10. Noche de Tango en La Viruta

Reservamos para el final una de las actividades esenciales que exige Buenos Aires: deleitarse con un buen tango. Para ello sugerimos el local "La Viruta". Su lema lo dice claro: “entrás caminando....salís bailando”. Este salón, situado en Calle Armenia 1366, combina la pasión por el baile y el deseo de crear escuela. En la Viruta, todos son bienvenidos, desde los profesionales del tango hasta aquellos que arrancan sus primeros pasos, pero también se dan clases de salsa y de rock and roll. ¡Además ofrecen buena comida casera como empanadas y carnes argentinas y espectáculos por precios muy asequibles!

Argentina


Argentina de Norte a Sur: los 10 lugares más impresionantes para visitar

1. Valles Calchaquíes

Es un destino poco usual entre los turistas a pesar de que reúne impresionantes paisajes de montaña combinados con una arquitectura de adobe y trazos de la historia colonial. El punto más alto es el Abra del Infiernillo: a 3042 metros de altura. En esta zona puedes visitar las ruinas de Quilmes, importante asentamiento prehispánico; Cafayate, una de las localidades más turísticas del lugar y famosa por la producción vinícola; las poblaciones de rasgos coloniales Animaná y San Carlos, y las vistas que ofrece el Valle encantado, la parte más accesible del Parque Nacional Los Cardones.

2. El tren a las nubes

El nombre no es figurado, ya que este tren es capaz de elevarte hasta 4.200 metros, sustentándose únicamente sobre larguísimos pilares y creando la sensación constante de estar suspendido en el aire. El tren a las nubes parte de Salta y tiene un recorrido de 438km en asenso que finalizan en el Viaducto La Polvorilla atravesando las montañas de la Cordillera de los Andes por medio de zigzags, túneles y puentes, y ofreciendo paisajes increíbles.

3. La Quebrada de Humahuaca

Está situada en la provincia de Jujuy y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2003. En ella las montañas varían de colores según el momento del día lo que crea un escenario de cambios pausados. Destaca la población de Purmamarca, que quiere decir pueblo rojo en su raíz indígena. Se trata de un pequeño pueblo hecho de casas de adobe terracota enmarcado por el famoso cerro de siete colores que es sencillamente espectacular. En la plaza se levanta una iglesia con pinturas cuzqueñas y todos los días hay un mercado de artesanos. Un paraíso de ensueño en el que perderse y olvidar el mundo.

4. Las cataratas de Iguazú

Es una experiencia única para degustar con los cinco sentidos: la contemplación del agua, el ruido que producen las cascadas y el rocío que se adhiere en la piel son sensaciones arrolladoras que permanecen en la memoria de todos los que las visitan. La excursión suele incluir la visita del lado argentino y brasileño. Como son ángulos muy diferentes, lo recomendable es visitar ambos para tener una experiencia completa de las Cataratas de Iguazú. No encontraréis ni una sola persona que se arrepienta de haber ido a los dos lugares. En el lado de Argentina, además de los paseos por las cascadas, se puede subir en el gomón, un barco que navega a los pies de las cataratas. Si quieres añadir un punto peculiar a la visita puedes ir también a dar un paseo por Iguazú, donde hay un exótico orquidiario con mil ejemplares de esta planta.

5. Una estancia en la pampa

Una forma de disfrutar de los espacios abiertos de la pampa es mediante la visita a un rancho típico. Desde aquí recomendamos la estancia de Juan Gerónimo que forma parte de la Reserva Mundial de Biosfera del Parque Costero Sur, a unos 160km de Buenos Aires. Esta estancia está rodeada de unas 4.000 hectáreas con lagos y montes llenos de vegetación y aves autóctonas. En ella se organizan todo tipo de actividades, como paseos a caballo y pesca. Además la estancia permanece activa y es posible observar las tareas típicas de campo.

6. Mendoza

Mendoza es la principal productora de vino en Sudamérica. Por medio de los viaductos que conservan el agua, sus tierras, que prometían ser desérticas, acogen una multitud de viñedos y es ideal para hacer una ruta de cata de los diferentes vinos típicos del país. Te proponemos realizar estas catas en la población de Maipú ya que la cercanía de las bodegas te permitirá recorrer varias en un mismo día. Además de las catas, hay numerosas rutas por el cerro de Aconcagua con diferentes niveles de dificultad, pero todas ellas con vistas espectaculares. También puedes conocer el Puente del Inca emplazado en un lugar excepcional.

7. Bariloche

Bariloche, palabra de origen mapuche, es uno de los destinos preferidos dentro del país y no es de extrañar atendiendo a su magnífica localización que es un reclamo constante para esquiadores en invierno y excursionistas en época de primavera y verano. Se encuentra a los pies del lago Nahuel Huapi, y está rodeado por los lagos Gutiérrez, Moreno y Mascardi. Desde esta ciudad parten muchos recorridos como el Circuito Chico que bordea el lago Nahuel Huapi hacia Punto Panorámico. Si buscas un alojamiento singular puedes escoger una de las cabañas Comelén situadas en pleno bosque andino patagónico.

8. Puerto Madryn

Constituye una experiencia exótica ya que desde sus playas pueden avistarse ballenas y lobos marinos que en los meses de junio a diciembre aparecen en las aguas del Golfo Nuevo. Una de las actividades estrella que ofrece este paraje es bucear junto a los lobos marinos. Y si has llegado a Puerto Madryn no puedes eludir una excursión a Península Valdés, un lugar privilegiado por la naturaleza y en el que podrás contemplar orcas, ballenas, delfines y pingüinos de Magallanes.

9. El Perito Moreno

Se encuentra en el sector sur del Parque Nacional Los Glaciares y mide unos 30km de largo, 5km de ancho y 60km de alto. El Parque Nacional organiza caminatas y navegaciones por este glacial en el que disfrutarás de paisajes inexplicables formados por infinitas agujas de hielo azuladas. Además de El Perito Moreno, pueden visitarse los glaciares del lago Argentino como el Upsala, el Spegazzini o el Bolagos. El Calafate, una pintoresca ciudad emplazada en medio de las montañas, es la puerta de entrada al parque y se encuentra a 80km de El Perito Moreno.

10. Ushuaia

En Ushuaia puedes visitar el curioso Museo del Fin del Mundo y el Museo Marítimo, antiguo presidio reformado. Desde esta ciudad podrás acceder tanto al Parque Nacional Tierra del Fuego, donde contemplar diversas especies de flora y fauna; como a las excursiones por el Canal Beagle en el que se avistan lobos marinos, cormoranes y pingüinos de Magallanes.


América Latina

Las 10 mejores experiencias que vivir en América Latina

1. Amanecer en Machu Picchu, Perú

Si tuviésemos que escoger únicamente una experiencia, sin dudarlo ni un segundo nos quedaríamos con vivir un amanecer en Machu Picchu, al ser posible uno de esos días en los que amanece con bruma, que son la mayoría, y en los que poco a poco, casi como por arte de magia, a medida que avanzan los minutos se va retirando, dando paso a una de las imágenes más impactantes que hemos tenido nunca: la ciudadela de Machu Picchu entre montañas, rodeada por la neblina de la mañana, que le regala ese aspecto realmente mágico.

2. Vivir la magia en Isla de Pascua, Chile

Si hay un lugar mágico en el mundo, ese es la Isla de Pascua. Tan lejana como seductora, esta isla de 163 km2, con una población de poco más de 5.000 habitantes (en su mayoría concentrados en Hanga Roa, la única localidad de la isla), convive día a día con los moáis, unas estatuas talladas entre los siglos IX y XVI, que según se cree son representaciones de sus antepasados a través de las cuales se protegen sus descendientes. Dicen que llegar a la isla es sentir inmediatamente una energía y una magia difícil de explicar.

3. Disfrutar unos días del Lago Atitlán, Guatemala

Dicen de él que es el lago más bonito del mundo. No sabemos quién lo dijo, lo que sí sabemos y podemos confirmar es que no se equivocaba y es que el Lago Atitlán es uno de los lugares más bellos no sólo de Guatemala, sino del mundo. Madrugar y acercarte a primera hora de la mañana, cuando el sol acaba de asomar por el horizonte es asegurarte un momento único, cuando aún las barcas no han llegado a los embarcaderos y el lago parece que empieza a desperezarse, dejándonos unas imágenes únicas de sus aguas tranquilas con los volcanes como marco perfecto del momento.

4. Estremecerte en el Glaciar Perito Moreno, Argentina

Uno de los lugares más impactantes de la Patagonia Argentina. Dicen que hay experiencias que marcan un hito en la vida. El Perito Moreno es una de ellas. Mundialmente conocido, especialmente por sus procesos de ruptura originados cuando el frente del glaciar llega a la costa, cierra el paso a las aguas y provoca una especie de embalse de diferentes alturas que origina la filtración que acaba provocando la esperadísima ruptura. Un momento único, que seguro recordarás para siempre si eres uno de los grandes afortunados que está en el lugar justo, en el instante preciso.

5. Perderte en el Amazonas

¿Calor? ¿Humedad? ¿Insectos? ¿Fiebre Amarilla? Ninguna de estas razones es lo suficientemente importante para no embarcarte en el que será un viaje inolvidable. Es uno de los sueños de muchos viajeros y es que el Amazonas siempre ha despertado y seguirá despertando ese sentimiento aventurero que todos llevamos dentro. Despertarte con el sonido de la selva y pasar el día entre una cabaña y una canoa recorriendo este increíble paraíso, es una de las mejores experiencias que podrás vivir en la vida. Si a eso le sumamos unas noches mágicas, en las que las estrellas se convierten en protagonistas principales, el Amazonas pasará a formar parte de tus vivencias más increíbles.

6. Maravillarte en las Cataratas del Iguazú, Argentina/Brasil

Un lugar lleno de belleza, así lo describen y así se presenta ante nosotros. Con 19 saltos principales, 16 de ellos en la zona argentina y tres en Brasil, la Garganta del Diablo es su salto más famoso y el que atrae más visitantes. Con una profunda hendidura por la que se precipita la catarata por los más de 85 metros de altura, esta es una de las imágenes que seguro, no olvidarás de las Cataratas del Iguazú. Hayas visto o no muchas cataratas en tu vida, Iguazú acaba maravillando hasta a los más insensibles a las bellezas naturales.

7. Ver la vida pasar en Cayos Cochinos, Honduras

Conocido como el último edén del Caribe, Cayos Cochinos es un verdadero paraíso, fuera y dentro del agua y es que no sólo vamos a maravillarnos con sus paradisíacos cayos de arena blanca y aguas turquesas. Aquí también encontramos uno de los fondos marinos más bellos del mundo y también algunas de las aguas más transparentes del planeta. Si bien llegar hasta aquí no es lo que se puede llamar tarea fácil te aseguramos que una vez estés en el paraíso, disfrutarlo al máximo será tu única preocupación. Solo tienes que ver alguna imagen para entender de qué estamos hablando.

8. Deslumbrarte frente al Salto del Ángel, Venezuela

979 metros de altitud de los cuales 807 son de caída continua y el resto pequeños saltos de agua, igual de impresionantes que el mayor. Envuelta en cierta magia, el Salto del Ángel fue llamada por los indios pemones kerepakupai merú que significa salto de agua desde las profundidades, algo que también infringía cierto temor, ya que para ellos en esta montaña vivían espíritus malignos que provocaban la intensa fuerza del agua. Creas o no la leyenda, deslumbrarte frente al Salto del Ángel no será difícil y menos cuando comprendes que estás ante una de las maravillas más impresionantes de la naturaleza.

9. Sobrecogerte ante la inmensidad del Salar de Uyuni, Bolivia

En la zona suroeste de Bolivia encontramos el Salar de Uyuni, conocido por ser el mayor del mundo y también por ser uno de los lugares más escénicos del planeta y es que conducir por este inmenso lago de sal es algo realmente sobrecogedor, sobretodo en invierno, cuando el blanco de la sal contrasta con el azul intenso del cielo, regalándonos una de las imágenes más bellas que podremos contemplar nunca. Y si tienes un poco de suerte y el día aparece un poco nublado, dale gracias a los dioses viajeros ya que podrás ser testigo de un fenómeno único, ver como el horizonte desaparece, haciendo prácticamente imposible ver la diferencia entre el cielo y la tierra.

10. Recorrer la Panamericana

48.000 kilómetros. Ecosistemas diferentes. Lugares mágicos. De la Patagonia a Alaska. La Costura de América. En definitiva, una de las experiencias más impresionantes que podrás vivir en la vida: recorrer la carretera Panamericana, una de las carreteras más famosas del mundo y también uno de esos viajes con los que sueña cualquier viajero. ¿Te animas?


Bucarest, Rumanía


Las 10 mejores cosas que ver en Bucarest

Palacio del Parlamento Rumano

El edificio más icónico de los que ver en Bucarest es el Palacio del Parlamento Rumano, conocido localmente como “La Casa del Pueblo” (así lo bautizó Ceausescu) o “La Casa Grande”. Se trata de un edificio mastodóntico. Imposible pasarlo por alto. Y es que ese era precisamente el deseo del dictador megalómano Nicolae Ceausescu. Era la culminación de su obra y estaba destinado a ser la nueva sede del Partido Comunista de Rumanía. Sin embargo, él nunca lo vería finalizado.

Se comenzó a construir en 1985 y no se finalizaría hasta 1997. Se trata del edificio más grande, no sólo de Rumanía, sino también de Europa y el segundo del mundo (sólo superado por el Pentágono). Sus medidas son 270mx240m y 86 m de alto y más de 20.000 personas trabajaron en su construcción.

Para construir semejante monstruo, tuvieron que derribar varios edificios de la zona vieja de Bucarest. Una auténtica pena. En el proceso cayeron – literalmente – algunas iglesias medievales, palacios barrocos y cuatro antiguas sinagogas.


Centro Histórico

En las décadas anteriores a la Segunda Guerra Mundial, Bucarest tenía un legado arquitectónico tal que provocaba comparaciones con París. La culpa de ello la tenían los palacios de estilo Art Nouveau y otros edificios del centro histórico cuya arquitectura recordaban a la capital francesa de la época.

Sin embargo, décadas de gobierno comunista y un terrible terremoto (en 1977), destruyeron parte de la zona.

Si quieres dar un paseo por una de las áreas más bellas que ver en Bucarest, todavía encontrarás algunas joyas, como los jardines Cismigiu, un parque construido alrededor de un bello lago.

Saliendo del centro hacia el norte, tomarás anchas avenidas, como Soseaua Kiseleff, que discurre paralela a viejos y grandes caserones y zonas verdes, hasta llegar a una réplica del Arco del Triunfo y el elegante parque Herastrau.


Parque Herastrau

El pulmón verde de la capital rumana es este parque que se construyó entre 1930 y 1935. Se encuentra en la parte norte de la ciudad y tiene unas dimensiones muy parecidas a las del Parque del Retiro de Madrid. Más de la mitad de su superficie está ocupada por un gran lago que tiene varias funciones. En verano se llena de embarcaciones de remo o motor y en invierno, cuando se congela, sirve de inmensa pista de patinaje para los jóvenes rumanos que vienen a divertirse.

Esculturas, jardines, arte urbano, flores y fuentes son algunos de sus atractivos, aunque el lugar más visitado del parque Herastrau es el Museo Satului, el mejor lugar para conocer las raíces del pueblo rumano.

Museo Satului

Caminando por las ajetreadas calles de Bucarest, es complicado darse cuenta de que, excepto la capital y un pequeño puñado de grandes ciudades, Rumanía es un país eminentemente agrario.

Para conocer esa parte de Rumanía, lo mejor que hacer en Bucarest es visitar el Museo Satului.

Este museo etnográfico al aire libre, presenta unas 300 edificaciones de distintas zonas, estilos y épocas. Casas, establos, molinos, cobertizos, almacenes de grano, etc. Durante siglos, las comunidades de campesinos – separadas del mundo por montañas infranqueables y sometidas bajo el mandato de conquistadores turcos, húngaros o austríacos – estaban obligadas a sobrevivir con lo que tenían a su alcance.

Aquí podrás ver sus trabajos en madera, sus utensilios de cocina, aperos de labranza, instrumental para tejer, etc. Además de su evolución a lo largo del tiempo.

También podrás encontrar una exposición sobre los esfuerzos comunistas para nacionalizar el campo en los 70 y 80, con algunos bustos de Lenin. Y cómo no, la típica tienda de los museos donde poder comprar un original suvenir.

Se trata de una visita educacional, curiosa y divertida en uno de los museos más visitados de Rumanía.


Museo Nacional de Arte de Rumanía

Este museo tiene su sede en el antiguo Palacio Real de Bucarest y es el mejor lugar de Rumanía para disfrutar de arte rumano, europeo y oriental.

El complejo incluye la Galería Nacional (arte rumano moderno y medieval) y la Galería de Arte Europeo. Además de las múltiples exposiciones temporales, también puedes reservar uno de los tours guiados por la antigua Sala del Trono y otras estancias de palacio de relevancia histórica.

El Museo de Colecciones de Arte, el Museo K.H. Zambaccian y el Museo Theodor Pallady también forman parte del complejo.

Pequeñas iglesias escondidas

Rumanía es un país de profundo sentido religioso ortodoxo, pero la verdadera belleza de la arquitectura eclesiástica de Bucarest la encontrarás en pequeñas iglesias y capillas escondidas y no en las típicas grandes catedrales, como ocurre en otros países de Europa. Muchas de estas iglesias fueron construidas en los siglos XVII y XVIII, mostrando elementos de estilos bizantino, griego y otomano, con pinceladas renacentistas.

Comparten algunos elementos comunes, como los altos campanarios, balaustradas de piedra y elaborados frescos en sus paredes.

El monasterio de Stavropoleos, en el centro histórico, es el ejemplo más emblemático, con sus fantásticas pinturas murales y sus puertas grabadas.

Algunas otras iglesias que merecen la pena una visita – si consigues encontrarlas - son Antim, Doamnei y la de los Santos Apóstoles.

Bebe y baila en el centro histórico

Una de las cosas que hacer en Bucarest es vivir la noche. Puede que no sea la ciudad más bonita y monumental del mundo, pero lo cierto es que está muy viva y ofrece buen ocio nocturno.

Hace años, el centro histórico de Bucarest recibió una necesaria limpieza de cara. Esta zona - que en su día fue un lugar donde se instalaron herrerías y demás negocios tradicionales medievales - se ha convertido en la mejor área de bares, cafeterías y discotecas de la ciudad.

Pequeñas callejuelas, como Strada Smardan o Strada Covaci, hierven con los fiesteros que siguen la típica progresión nocturna: cena-bebidas-bailar.

Para tomarte unas buenas copas, prueba Bicicleta, un local decorado de una forma muy original: con viejas bicicletas de distintas épocas.

Cuando ya estés buscando algo un poco más animado, un par de buenas discotecas son La Muse y Mojo, ambas en el corazón del centro histórico. No lejos de ellas se encuentra Biutiful, uno de los sitios más cool del panorama nocturno de Bucarest que te hará rascarte el bolsillo algo más que en las otras opciones.


Plaza de la Revolución (Piata Revolutiei)

Este lugar que visitar en Bucarest es uno de los que atesora una importante historia reciente.

La Plaza de la Revolución llama la atención por su arquitectura, pero su significado es mucho más profundo que eso.

En diciembre de 1989 la situación de Rumanía era desesperada. El régimen de Nicolae Ceausescu había llevado al país a una situación de hambruna, retraso industrial y pobreza extrema. La gente ya no aguantaba más y las protestas se sucedían por todo el país.

El 21 de diciembre de ese año, Ceausescu salió al balcón de la sede del Partido Comunista Rumano e intentó dar un discurso, pero fue abucheado e increpado sin cesar. Al acabarlo, tomó un helicóptero junto con su mujer y huyeron. No les sirvió de mucho, pues fueron apresados, juzgados y ejecutados en un tiempo record. El 25 de diciembre de 1989 el dirigente pagaba con su vida todas las atrocidades que había cometido durante la misma. Más de mil personas perdieron la vida durante ese diciembre. La mayoría de ellas en las revueltas de Bucarest. Algunos de los combates más sangrientos tuvieron lugar en esta plaza y se construyó un monumento para conmemorar a los valientes que cayeron, justo frente a la sede del partido que tantas desgracias les había traído.

Créditos Fotografía © Alexandru Stoica

Galerías de Arte Moderno

Durante los últimos años, Rumanía ha empezado a cobrar relevancia en el campo del arte moderno.

Las primeras incursiones fueron llevadas a cabo por un grupo de jóvenes pintores de Cluj-Napoca – una de las principales ciudades del norte del país - , pero parte de la acción ha pasado ahora a Bucarest, donde han comenzado a abrir nuevas galerías y centros de diseño.

Es complicado precisar los elementos del arte moderno rumano, pero los críticos dicen que es como una mezcla de surrealismo, humor negro y toques sombríos.

Si quieres intentar descubrirlo por ti mismo, algunas de las galerías de arte que visitar en Bucarest son: Galería Zorzini, Galería H’art, Galería Anaid y Galería Galateca. Esta última posee una tienda, Neogalateca, donde se exhiben increíbles diseños en objetos de cristal y muebles.

Ateneo Rumano

Si eres un melómano, una de las cosas que debes incluir en tu lista de cosas que hacer en Bucarest es asistir a un concierto en el Ateneo Rumano.

El Ateneo Rumano abrió sus puertas en 1888 y es la sede de la Filarmónica George Enescu.

Aunque no seas un gran fan de la música clásica, la belleza del edificio merece ser contemplada. El estilo principal es el neoclásico, con sus imponentes columnas ocupando la parte central de su fachada. En su interior destaca su techo abovedado, profusamente decorado en tonos dorados y ocres, y el magnífico fresco circular de Costin Petrescu, que escenifica los momentos importantes de la historia de Rumanía, desde la conquista romana hasta la creación de la Gran Rumanía (1918).

Tiene una capacidad para unas 800 personas y frente al edificio hay un hermoso jardín adornado con coloridas flores.

Sri Lanka

10 cosas que deberías hacer en Sri Lanka, sin excusas

1. Explorar en bici las ciudades antiguas de Anuradhapura y Polonnaruwa

¡Déjate de guías y ve a tu aire! Las distancias en estas dos ciudades, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son ideales para que puedas recorrerlas sobre dos ruedas. Además de ahorrar unas rupias (y de hacer algo de ejercicio), podrás parar cuantas veces quieras para maravillarte con espectaculares estupas, templos antiguos y estatuas budistas perfectamente conservadas. No olvides llevar agua contigo o, mejor, párate a hacer una "coco-stop" siempre que puedas, los cocos gigantes de Sri Lanka reviven a cualquier ciclista sediento.

2. Recorrer Sri Lanka en sus trenes

Herencia de la colonización británica, Sri Lanka cuenta con una fabulosa red de trenes que atraviesa gran parte del país. Viajar entre palmerales, arrozales salpicados de estupas blancas e infinitas plantaciones de té escuchando el traqueteo de un tren que ha cambiado poco o nada desde mediados del siglo XIX es algo de lo que no te arrepentirás. Compra el primer billete que veas, encarámate en la puerta o viaja en primera, segunda o tercera clase porque siempre podrás disfrutar de los que están considerados los trayectos ferroviarios más bonitos del mundo. Hazlo de forma diferente y camina por las vías compartiendo sonrisas con los locales que hacen lo mismo que tú.

El tramo que va desde la religiosa ciudad de Kandy hasta la montañosa Ella recorriendo las Tierras Altas y atravesando la niebla que se cierne sobre las plantaciones de té de Ceylán es incomparable a cualquier paisaje que hayas visto antes.

3. Escalar la Roca del León o contemplarla desde la sagrada Pidurangala

Sube unos metros para tener vistas de halcón de casi toda la isla desde Sigiriya, la conocida como Roca del León. La locura de un príncipe envidioso en el siglo V provocó que hiciera de esta montaña su fortaleza palaciega ante la inminente invasión de su hermano, a quien había usurpado el trono y expatriado a India. Escalar siglos de historia no es barato pero podrás tener unas vistas espectaculares de la Gran Roca y todo lo que la rodea desde la vecina montaña de Pidurangala por unas cuantas rupias menos. ¡Venga, no me seas vago y sube las dos! Te garantizo que no te arrepentirás, palabra de viajera.

4. Disfrutar de la naturaleza más salvaje

La fauna de Sri Lanka es una de las más ricas del mundo y no debes dejar de intentar disfrutar de ella en uno de sus parques nacionales. Recorrer los parques de Yala y Minneriya a bordo de un jeep te permitirá ver en libertad a un gran número de aves, elefantes, búfalos de agua, leopardos y hasta al curioso oso negro. Si la vida marina te llama más, navega por las aguas de Mirissa en busca de ballenas y delfines o espera bajo la luna llena en la playa de Rekawa hasta que las gigantes tortugas verdes se acerquen a poner sus huevos...


5. Sentarse a meditar frente a las majestuosas estatuas de Buda

El budismo de la escuela de Theravada es el culto que practican el 70% de los esrilanqueses desde hace más de dos mil años y estoy segura de que las fascinantes estatuas de Buda en Aukana o el complejo de cuatro de ellas en el Gal Vihara en Polonnaruwa dejarán flasheado a más de uno. La tranquilidad de los rostros de estos Budas tallados en la roca unos siglos atrás provocan unas ganas irresistibles de pararse a contemplarlos, fotografiarlos y, ¿por qué no?, meditar sobre la suerte que tienes de estar sumergido en un viaje tan estupendo...

6. Probar el plato estrella, el kothu, o hincharse de fruta en sus mercados

La que llaman la Lágrima de India no es el paraíso gastronómico que su país vecino me parecía adivinar; sin embargo, hay ciertos platos que no debes dejar de saborear cuando el hambre empiece a apretar. Aunque el rice & curry sea difícil de encontrar una vez ha avanzado el día, habrá un kothu roti (o simplemente kothu) para ti a la vuelta de la esquina. Este curioso plato esrilanqués está hecho a base de roti troceado, es decir, de unas tortillas de harina que el cocinero se encarga de partir en mil pedazos ayudado de dos placas metálicas que hacen que ese sonido resuene en los oídos de los viajeros años después de su viaje. El roti se acompaña tradicionalmente de verduras, huevo y algo de carne (normalmente pollo), aunque ya podemos encontrarlos hasta de queso. ¿Y cuánto vale este manjar? ¡Por menos de un euro tienes kothu para rato!

Y si tienes necesidad de vitaminas, no dejes de comprar cuanta fruta quieras en una de sus mercados. Piña, papaya, mango... nunca habías probado una fruta tan sabrosa a unos precios tan estupendos.

7. Abrir la boca de par en par con las cuevas de Dambulla

Las cuevas de Dambulla fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1991 después de más de 2.100 años de historia. Subiendo hacia el templo por unas escaleras rodeadas de monos uno no sabe lo que se va a encontrar y al entrar a la primera de las cinco cuevas del complejo no se puede hacer más que quedar en silencio ante tanta belleza. Éstas están completamente pintadas siguiendo la forma de la roca y contienen más de 160 estatuas de Buda, dioses hindúes y reyes cingaleses. Si quieres que la experiencia sea completamente religiosa, hazme caso y visítalas a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Tener tan magno lugar para uno mismo en pleno silencio es algo que deberías intentar hacer cuando estés en Sri Lanka.


8. Llenarse las pupilas de verde en las Tierras Altas

Después de días de altas temperaturas conviene tomarse un respiro en las llamadas Tierras Altas. En la ciudad de Nuwara Eliya las temperaturas rondan los 14º y eso provoca la sensación de estar en un país diferente. Sus edificios coloniales nos lo confirman, parece que nos hemos trasladado a la antigua Inglaterra y el tiempo invita a disfrutar de una taza caliente de uno de los mejores tés del mundo, el aromático té de Ceylán.

Visita una de las fábricas de té (algunas de ellas gratuitas como la de Macwoods Labookelie) y llena tus pupilas del verde intenso de kilómetros infinitos de arbustos salpicados por las recolectoras tamiles que mueven sus dedos a velocidad vertiginosa para recoger las mejores hojas.

9. Perderse entre la multitud en uno de sus coloridos festivales

Intenta que tu viaje coincida en fecha de festivales y alucina con las danzas, los vestidos, los elefantes decorados y la emoción del público cuando comienza la procesión. Durante el Esala Perahera, que se celebra en julio o agosto según el calendario lunar, miles de personas se concentran en la ciudad de Kandy para disfrutar del acontecimiento del año. Una opción igual de interesante es trasladarse hasta la sureña ciudad de Kataragama durante los días anteriores a la luna llena del mes de julio, el día del Esala Poya, cuando se celebra el Kataragama Festival ¡Vive unos días de fiesta junto a felices esrilanqueses!

10. Descansar de todo lo anterior en una de las playas infinitas del Sur del país

Bicicleta, escalada, festivales... todo suena agotador, así que lo mejor que puedes hacer es tirarte a la bartola unos días en una de las playas del sur de Sri Lanka mientras absorbes por la pajita un poco de agua de coco o te tomas unas cuantas Lion, la rica cerveza local. Tangalle, Mirissa, Unawatuna son algunos de los nombres con los que tienes que quedarte para disfrutar de unos rayos de sol pero no dejes de visitar la preciosa ciudad de Galle con sus edificios coloniales, su fuerte holandés y el tan fotografiado faro del siglo XIX para que puedas respirar tranquilo, ¡ya puedes considerarte un esrilanqués más!